Este es el lobo solitario

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21 de noviembre de 2009

Si sumo mi soledad a la tuya

Era el fin del mundo. O eso decían los diarios, la televisión, la radio, el tiwtter y todos los medios posibles. El mundo estaba en histéria colectiva, los coches en llamas se apilaban por las autopistas, los supermercados se vaciaban más cada segundo, supuestos profetas caminaban por la calle pregonando evangelios apócrifos y sin embargo yo, si yo, estaba tranquilo ahí sentado junto a la ventana pensando en ti.
Se preguntaran ¿cómo es posible, que alguien piense en ella, cuando el fin del mundo esta cerca? yo mismo me hacía esa pregunta, mientras veía a una pareja de novios corriendo entre los autos abandonados de mi calle. Y la respuesta llegó, de golpe, como suelen llegar las respuestas importantes de nuestras vidas; y es simple, pensaba en ella, por que ella era mi mundo y mi mundo había terminado hace 2 años.
Fue una tarde de invierno, en el cuarto frio y esteril de un hospital, en ese momento, el cuarto se parecía mucho a mis sentimientos; me mantenía al límite, escuadriñando mis miedos en falsas sonrisas y palabras de aliento. Ella llevaba 4 días postrada en la cama, recuperandose de una extracción de quistes "inofensiva", o eso habían dicho los doctores, y digo habían, porque se complico y ahora ella, tenía que estar conectada a diferentes cateteres para mantenerse en esa lucha por su vida.
Su piel antes de un color rosado y vivo, se había tornado a un tono palido; la fuerza de su voz, se opaco con el sonido constante del respirador que la mantenía con vida y el fuego de sus ojos, que yo recordaba mientras miraba esos autos ardiendo, se apago con el frío carcomiente de la habitación.
Había ido a tomar un café para mantenerme despierto y entonces sucedió. Un carro con un desfribilador paso rapidamente a mi lado derramando el café sobre mi camisa y entrando a su habitación, corrí tras de el, pero al llegar al cuarto me impidieron la entrada. Hubo ruidos electricos, golpes en la cama y al final, por fin el fin, el silencio sepulcral se apoderó del pasillo y resonó la voz del médico de guardia: "Hora del deceso, 6:00 pm".
Ahí fue cuando mi mundo terminó, por eso el fin del mundo solo era un nombre, una noticia, un encabezado, un adjetivo que pasaba de más en mi vida, una solución para mi agonía prolongada durante tanto tiempo.
Así mientras veía como iba extinguiéndose la vida en el planeta, solo pude pensar en que mi soledad terminaría, y recordé esa frase que algun día ella me dijo: "Si le sumo mi soledad a la tuya, que obtengo, dos soledades o ninguna" cerré mis ojos y mientras me fui desintegrando con el planeta, fui uniendome con ella en la eternidad.

1 comentario:

Llys dijo...

y suele pasar...que el mundo se acaba cuando una sonrisa se apaga, se aleja, o simplemente ya no es lo que esperabas.