27 de noviembre de 2009
Mi vecindario
No quiero volver a las calles colmadas de recuerdos, donde se escuadriña mi niñez entre adoquines mal gastados por la lluvia de melancolia; no quiero volver a tropezar con las piedras de la decepción, en el parque donde juegan mi memoria escondiendose entre arbustos para evitar que recuerde. Dejaría restos de nostalgía en cada paso hasta que mi suela se manchará de tristeza, derramaría tantas lagrimas ante la iglesia donde esta mi abuelo, que se pedería el sentido de la visita. No quiero volver a esas calles por el miedo a ser un extraño, por el temor a ser un recuerdo carcomido entre la pintura desgastada de fachadas que se derrumban. No, yo no quiero volver a mi vecindario, para encontrar al niño que perdí entre las tardes bañadas de sudor trepando los árboles; ahora es tiempo de volar a otros mares, reivindicar el camino y dejar mi pasado en paz.
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